viernes, 28 de febrero de 2014

ME ESTOY JUBILANDO, DISCULPEN LAS MOLESTIAS

El hombre propone y Dios dispone.
Desde siempre yo le proponía no jubilarme; las circunstancias me han obligado. ¡Pero no me han vencido!
Si la lectura de mis posts te gustaba, mejor dicho, te ayudaba en algo, te pido disculpas por este lapsus, el cual puede ser que todavía no haya finalizado del todo. ¿O es que te crees que 44 años de vida laboral se pueden olvidar en un momento? Este blog permanece a la espera de la reorganización de mis neuronas.
En este período de tiempo he aprendido muchas cosas, pues no he dejado de estudiar y sabes que lo bueno de esto es que también lo hago por tí. Dentro de poco te explicaré cosas positivas con las que me he ido encontrando a lo largo de este pequeño período de tiempo, porque supongo que ya sabes que las negativas me resbalan.

Gracias. Salud y Paz

lunes, 28 de octubre de 2013

POSITIVO 2.30 – EL CÁLCULO INFINITESIMAL



Siempre me han gustado las matemáticas, quizás por este motivo nunca fui de aquellos estudiantes que cuestionaban su utilidad, a pesar de no tener grandes capacidades para entenderlas.

Si bien es cierto que en los últimos cincuenta años no he usado ni una sola vez una derivada, ni tan solo una integral. Sé que otros lo han hecho en beneficio del progreso, indirectamente, también del mío.

No recuerdo cómo realizaba los cálculos, en aquellos maravillosos años de juventud, sin embargo todavía permanece en mí, cierta filosofía que aprendí gracias a las matemáticas y que me ha ayudado a superar alguna situación más o menos complicada.

Se trata, y que me perdonen los matemáticos mis naturales lapsus, pues han pasado muchos años, de que en el caculo infinitesimal se tomaban unos valores muy, muy pequeños, infinitesimales, de ahí su nombre, pero que eran suficientes para determinar el sentido de las funciones.

Un pequeño dato de un problema, al que podríamos catalogar de insignificante, tratado junto con uno de los valores más importantes para el ser humano, según la mayoría de los grandes pensadores: la perseverancia, puede llegar a hacernos alcanzar cualquier propósito que queramos en la vida.

Podríamos citar miles de ejemplos. Elijamos en este caso el dejar de fumar.
Partimos de la base de que esta costumbre no es buena para la salud. Lo digo porque me he encontrado con fumadores que han intentado convencerme, en lógica pero incomprensible autodefensa, de lo contrario.

Hay quien haciendo gala de valentía ha dejado de fumar espontáneamente; puedo admirar su fuerza de voluntad, pero lo considero un maltrato a su cuerpo, al privarle de golpe de su dosis de nicotina. Visto desde el ángulo opuesto, lo considero como si un nuevo fumador, consumiese un paquete entero de tabaco el primer día de iniciarse en la costumbre.

Lo que pretendo reflejar con mi ejemplo “infinitesimal” es que un fumador de un paquete diario, que contiene 20 cigarrillos, debería proponerse pasar la jornada con sólo 19. Eso sí pase lo que pase; ahí entra en juego la perseverancia. No vale decir que: como hoy estoy nervioso voy a volver a los 20 o incluso voy a llegar a los 25.

Pasar, de 20 cigarrillos al día a 19, es una diferencia insignificante, podíamos decir infinitesimal; hasta una tontería, si me apuras, en lenguaje coloquial, pero no deja de ser una victoria, una gran victoria, donde la persona que lo realiza se ha demostrado a sí misma, su juez más implacable, que es capaz; que es capaz de conseguir lo que se proponga y que mañana, pasado o dentro de una semana, estará preparada para pasar de 19 a 18, eso sí de forma más fácil, porque su cuerpo estará gestionando entonces un 5% menos de nicotina.

Al igual que en las funciones de cálculo infinitesimal, se trata de indicar una tendencia y ésta puede ser tanto creciente como decreciente. Este sistema tanto se puede aplicar para dar un beso más a la semana como para decir una palabra mal sonante menos al día. Tú decides.
Y ahora si tienes oportunidad, dedica unos treinta segundos a fijar el dato que vas a utilizar en tu próximo ejercicio de cálculo infinitesimal.

Ya que has demostrado tu perseverancia, al leer hasta aquí, voy a obsequiarte con un truco para resolver este tipo de problemas: una vez decidas el dato sobre el que vas a trabajar, mira (imagínate) la solución (lo que vas a conseguir). Te aseguro que la encontrarás muy fácilmente.

Gracias. Salud y Paz

lunes, 21 de octubre de 2013

POSITIVO 2.30 – EL PRIMER VUELO



Tenemos la gran suerte de tener siempre cerca de nosotros una extensa cadena de centros de formación, que no entienden de política, que están siempre a nuestra disposición, pues no cierran ni festivos ni por vacaciones, ni tan siquiera por inclemencias del tiempo y de los cuales podemos usar sus servicios desde que nacemos hasta el final de nuestros días, siendo sus enseñanzas totalmente gratuitas. Este excelso docente se llama Naturaleza.

Siguiendo la tónica de mis escritos, en los que pretendo aprender intentando ayudar a los demás, te invito a que me acompañes en mis reflexiones y que, desde las tuyas propias, trates de descubrir algo nuevo que te facilite el avance en los andares por esta vida.

Los científicos descubrirán, o demostrarán, o ambas cosas a la vez, que la energía que mueve al mundo es producida por las emociones.
Hoy es un día muy especial para mí, pues nunca más en la vida tendré la energía específica que me está produciendo la emoción que estoy viviendo, para escribir un post como éste.

Si has llegado hasta aquí te felicito, pues veo que estás dispuest@ a hacer algo positivo para ti. Sigamos.

Hay un acto en la naturaleza que, aunque normalmente no es habitual contemplar en directo, sí lo es que, al visionar sus imágenes nos emocione. Se trata de cuando los polluelos de las aves inician su primer vuelo. Risas, admiración, sorpresa, pena (algunos se pegan cada leñazo…), todo menos indiferencia.

¿Qué crees que deben pensar los polluelos al lanzarse, y nunca mejor dicho, a la aventura de volar? ¿Y los padres? ¿Crees que le dicen que es tonto al que no le sale bien el primer intento de vuelo? ¿Crees que se entristecen porque la prole levanta el vuelo? ¿Será motivo, porque todos se van, para no volver a criar el próximo año?

Bien dejemos de volar y con los pies en el suelo pensemos en nosotros.
¿Qué está haciendo la sociedad, el hombre, actualmente que pone tantas dificultades para que sus vástagos puedan emprender el vuelo?

Me pregunto si a las aves les ocurre como a los humanos, que estamos deseando ver a nuestros hijos volar, que lo aceptamos por ser lógica ley de vida, pero cuando les llega el momento de saltar, nos duele que una parte de nosotros, que les acompañará siempre en sus vuelos, se despegue de nosotros mismos.

La intensidad de este sentimiento, aparte de otras cosas, vendrá dada por lo que llamo yo las “dos des”: distancia y destino. El destino del vuelo puede ser simplemente para independizarse, para formar un nuevo hogar o para ingresar en una institución militar u orden religiosa. Y en cuanto a la distancia ésta puede ser desde la vuelta de la esquina hasta a miles de kilómetros.

Y ahora, si tienes treinta segundos, te invito a que reflexiones sobre este tema, con la ventaja de que hoy puedes elegirlo según tu circunstancia.

¿Cómo crees que será o cómo fue tu primer vuelo? o si eres padre o madre ¿Qué sentiste cuando tus hijos abandonaron el nido? Te puedo asegurar que esto, es o será, un hito en la historia de tu vida, por ello, si todavía no lo has hecho, ahora, de forma consciente, aprovecha para agradecer esta experiencia, ya sea pasada o futura.  

Gracias. Salud y Paz


lunes, 23 de septiembre de 2013

POSITIVO 2.30 – SALUDOS CORDIALES ¿SALUDAS O TE SALUDAN?



Hola ¿cómo estás? Ave Caesar, morituri te salutant. Dios te salve María. ¿Qué pasa contigo tío? Hallo, Ciao.

Supongo que estas frases te son familiares, pero…¡No basta con saber, hay que hacer!

Cuando estudié, hace años, un poco de la incipiente informática (te hablo de cuando no existía nada de lo que conocemos ahora, en fin imagínate, aquella  época en que los datos se almacenaban en fichas de cartulina perforada), ya nos explicaban que los ordenadores establecían un protocolo de comunicación, o sea se saludaban al relacionarse para transmitirse datos.

No puedo comprender cómo una persona, habitante de una ciudad de más de un millón de congéneres, llegue a poder decir que está sola y que no recibe ni un simple saludo. Me dan escalofríos.

Lo entendería de alguien que pululase en solitario por los polos norte o sur; ya no me atrevo a decir lo mismo del Everest, porque se ve que hay épocas que ni la Rambla de las Flores de Barcelona está tan transitada.

He usado muy poco el transporte público a lo largo de mi vida, pero desde hace un par de años que lo hago con relativa frecuencia y habrá más de una veintena de chóferes (mujeres y hombres) de autobús, con los que nos saludamos mutuamente.
No acostumbro a ver este comportamiento en la mayoría de la gente y supongo que piensan que nos conocemos o que somos parientes o vecinos. No, no; no es nada de todo eso. En primer lugar es que los conductores son personas como tú y como yo, y me gusta darles el trato que se merecen. Si tengo en cuenta que en cada viaje pongo mi vida en sus manos, entonces, ¡cómo no voy a saludarles!

Por el contrario, me es curioso observar, cuando en mis paseos por el linde del bosque, me encuentro con muchos caminantes con los que cruzo mis pasos y no acabo de dilucidar si en el viaje de ida han perdido alguna moneda y por eso no levantan la vista del suelo, o es que aprovechan y combinan el hacer ejercicio con sus oraciones diarias y no pueden intercambiar un simple hola conmigo.

Ya no hablo de algunos ciclistas, aunque estos evidentemente me los imagino con otros motivos, puede ser que no quieran quitar la vista del GPS por temor a perderse o lo que es peor, dado que van sentados y a una altura superior, quizás no merezca su saludo un humilde caminante como el que escribe.

Esto no tendría importancia, si no fuera porque el número de personas que actúan de ese modo cada día va siendo mayor que aquellas con las que nos cruzarnos un amable y simple hola.

En mis paseos me he encontrado con caballos y cerdos escapados de alguna granja, jabalíes, erizos, conejos, perdices, tórtolas, serpientes, perros, gatos y te puedo asegurar que si bien no saludan como si estuvieran ante San Antonio Abad, santo varón del que se decía que hablaba con los animales, no muestran la indiferencia de muchos, demasiados seres humanos con los que te puedes cruzar en un simple paseo campestre.

Quizás no sea motivo de preocuparse por dónde estamos, pero creo que sí por hacia dónde vamos con esta actitud.

Soy bastante tímido, pero a veces me asaltan malos pensamientos y pienso, que si les lanzara un objeto para captar su atención, por ejemplo a los que van buscando la moneda, lo más seguro es que me respondiesen de la misma forma; pero dado que también soy pacífico, siempre opto por enviarles un amable hola, que en alguna de las ocasiones me responden, aunque sea a destiempo.

Eso sí, alguno me he encontrado quien lo hace mirándome sólo con un ojo, pues el otro permanece fijo en el suelo ¿será que tropezaría algún día? se me ocurre pensar.

Y ahora si tienes 30 segundos, carga tus reservas de saludos aunque sean simples, sencillos y pequeñitos, y repártelos mañana y pasado y al otro. Y si ves que se te acaban te recomiendo que vuelvas a leer este post, ya verás como muy pronto serás capaz de crearlos automáticamente, si es que por cualquier circunstancia, no eres de los que ya lo hacen habitualmente.

Te puedo asegurar que a partir de entonces serás más feliz al ser más solidario y afectivo, y yo también por haber conseguido que mi esfuerzo te haya sido de utilidad.

Gracias. Salud y Paz

lunes, 16 de septiembre de 2013

POSITIVO 2.30 – BUSCA LA SEMILLA DEL BIEN EN TODA ADVERSIDAD



¡Qué fácil que me resulta encontrar la inspiración con Og Mandino!

En su obra: ”La mejor manera de vivir” expone diecisiete mensajes, a las que él llama normas, las cuales desde que las conocí, hace ya muchos años, no me canso de leerlas con frecuencia. ¿Qué te parece si hoy, día dieciséis de septiembre comentamos la número dieciséis? Vamos allá y gracias por acompañarme.

“Busca la semilla del bien en toda adversidad. Domina este principio y poseerás un precioso escudo que te protegerá a través de los más oscuros valles que tengas que atravesar.
Las estrellas se pueden ver desde un profundo pozo cuando no se pueden discernir desde la cumbre de un monte.
Por consiguiente, tú podrás aprender en la adversidad algunas cosas que jamás hubieras descubierto de no haber tenido dificultades.
Siempre hay una semilla del bien. Búscala y alcanzarás el éxito”.

¿Te imaginas un circuito de carreras sin curvas? ¿Tendría algún aliciente para los pilotos de motociclismo y de fórmula uno competir, y para los espectadores presenciar, un gran premio en un marco con estas características?

Lo interesante del desarrollo personal consiste precisamente en la capacidad que tenemos los humanos para ir superando las dificultades que la vida nos plantea, ante las cuales tenemos la costumbre de quejarnos. Es cierto, que en algunas ocasiones hay motivos para ello, pues pueden ser excesivamente duras y/o inmerecidas, y parece que no tengamos nada más que hacer que la inevitable aceptación, pero a lo que yo quiero referirme hoy es a otras situaciones conflictivas, a aquéllas que nosotros mismos generamos.

Cuánto sufrimiento inútil somos capaces de provocar las personas, y no sólo a los demás, sino que incluso en muchas ocasiones nos ensañamos contra nosotros mismos.

Habría que ver cómo intentaríamos vengarnos, por ejemplo, si alguien osase rociar nuestro hígado con alcohol de 40º o nos pegase un pelotazo de alquitrán en los pulmones, y en cambio aceptamos de buen grado avanzar con paso decidido hacia la adversidad, que sin duda acudirá a nuestra insistente llamada a través del uso y abuso de ciertas materias primas.

No pretendo con esto darte ningún consejo, sino como siempre, recomendarte humildemente que reflexiones sobre TU vida, al menos durante treinta segundos, y te comprometas a amarte un poco más cada día, pues es el primer paso para llegar a la segunda fase de esta importante misión que tenemos encomendada los humanos, y que consiste en amar a los demás.

Gracias. Salud y Paz

domingo, 8 de septiembre de 2013

POSITIVO 2.30 – GUSTAR A TODO EL MUNDO



Estamos plagados de dicotomías. Parece que todo tenga que tener su contrario, su opuesto; que la vida sea un conjunto de equilibrios, o mejor dicho de desequilibrios.

Acostumbramos a movernos entre: arriba-abajo, cerca-lejos, izquierda-derecha, positivo-negativo, etc., etc…

Hay quien intenta superar esta situación aplicando los superlativos diciendo: Yo no estoy entre bueno y malo, porque sencillamente “soy el mejor”. Allá él.

Quizá no tenga ADN de líder (cómo han cambiado los tiempos, antes siempre había dicho: madera) y por ello siempre me ha gustado el equilibrio y formar parte de la normalidad, pero ¿qué es la normalidad?

Por ejemplo hubo una época nos preocupábamos más por la moda, y lo era llevar la corbata ancha o los pantalones acampanados, yo los llevaba, y era feliz porque me consideraba “normal”. Hasta que venía alguien que decía que lo “normal” era llevar los pantalones de tubo y la corbata lo más estrecha posible.

De la noche a la mañana, una persona “normal” como yo se había convertido en un bicho raro, en el hazmerreír de los que ya habían cambiado su vestimenta y eran “los normales”.

Entiendo que no pueda haber día si no hay noche, entiendo que en algunos avatares de la vida tenga que existir competencia, como en el caso del deporte donde se precisa un rival con quien competir, pero considero que hay temas en que las personas todas deberíamos estar del mismo lado, pues aun aceptando la dualidad del concepto, la posición personal debería ser unívocamente la misma, por ejemplo en el caso de la honradez; debe existir lógicamente su antónimo: corrupción, pero las personas “todas” deberíamos estar del lado de la primera.

Los que me conocen saben que estoy trabajando en la preparación de un proyecto sobre la energía positiva dedicado a “toda” la humanidad, porque ¿puede haber alguien que no esté dispuesto a ceder parte de la suya en beneficio de los demás o del mismo modo quien no la pueda precisar alguna vez?

Tengo asumido que  no puedes hacer nada que guste a todo el mundo, que siempre habrán detractores, pero…¿y si no fuera cierto?

Y ahora, si tienes treinta segundos analiza algunos de tus sentimientos que se haya desplazado un poco hacia allí donde no deberían estar y haz que recuperen su “normalidad”, considerando como tal aquella que te hace sentir bien y evidentemente sin causar ningún perjuicio a los demás.

Gracias. Salud y Paz

Jordi Estapé