Según la Wikipedia, un paso de
cebra es un tipo de paso de peatones usado
en muchos lugares del mundo. Se caracteriza por sus rayas longitudinales (de
ahí el término, nombrado a partir de las líneas de la cebra) paralelas al
flujo del tráfico, alternando un color claro (generalmente blanco) y oscuro
(negro pintado o sin pintar si la superficie de la carretera es de color
oscuro).
Más adelante, cuando ponga en marcha todo el proyecto del CANAL RELACIONAL,
os diré, entre otras muchas cosas, que las personas estamos formadas por:
cuerpo, mente y espíritu; o sea unas partes visibles y otras invisibles.
La definición citada para el paso cebra sería la de la parte visible, pero
¿te has planteado alguna vez definir su parte invisible?
Cuando observo un paso de cebra con sus usuarios en acción: peatón y
conductor, siempre lo veo como un doble test de personalidad.
La acción del encuentro de ambos sujetos siempre produce unas reacciones
que definen parte de la personalidad de cada uno de ellos.
Entre los conductores que circulan por un paso de peatones se encuentran:
el que no los respeta, el que los respeta, el que gruñe a todos los peatones,
el que intenta esquivarlos, el que intenta asustarlos, el que va despistado, el
que sonríe, el repartidor, el currante, el novato, el indeciso y más y más y
más.
Y entre los peatones: el que a pesar de tener preferencia, cede su paso,
pues tiene en cuenta que es más fácil detener unas piernas que un vehículo, el
que sonríe, el que acelera, el que parece que flote, el que le sigue una prole,
el que parece que vaya proclamando que debe pasar él porque le ampara el código
de circulación y ante cualquier duda, lo dice la Constitución, el despistado,
el indeciso, el torero, aquel que cuando está pasando debe mirar a todos los
balcones como para brindar su paso por el asfalto a todos los vecinos y más y
más y más.
Y ahora, si tienes oportunidad, te propongo una curiosa experiencia:
tomarte un café o un refresco en un lugar situado junto a un paso de cebra y
simplemente observar los resultados de la combinatoria de los distintos sujetos
que te acabo de citar y otros muchos que tú mismo podrás apreciar.
Es significativo que las conductas se repiten, o sea, por ejemplo el
conductor que gruñe al peatón lo hace tanto si se encuentra con el despistado, con el que defiende sus
derechos o incluso con el que le cede el paso y en el caso del peatón, el que
los cruza de prisa lo hace tanto si realmente tiene prisa o como si antes de
llegar a él y después de cruzarlo va paseando tranquilamente, etc.
No es fácil, pero así es la vida. Creo que la mejor manera de cruzar un
paso de cebra consiste en que, cuando lo hagas como conductor pienses como
peatón y cuando ésta sea tu situación lo hagas como conductor. Te aseguro que
el resultado de este sistema suele ser satisfactorio; pruébalo, no tienes nada
que perder y me lo vas a gradecer.
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