Si visitas este blog por primera vez, te doy la bienvenida, recomendándote que leas en primer lugar el post: POSITIVO 2.30 – INTRODUCCIÓN - (04-03-13), verás qué sencillo que es formar parte de este PROYECTO POSITIVO.
¿Por qué no hablar del amarillo?: poder amarillo, humor amarillo, amarillo
limón…; por cierto, un día haremos la prueba del limón. Os gustará. Pero será
próximamente; otro día.
También otro día hablaremos del libro: “Un mundo amarillo” de Albert
Espinosa.
Hoy nos dirigiremos al teatro: ¿por qué puede ser nefasto para un actor
vestirse de amarillo?
La creencia de que vestirse de amarillo en el teatro trae mala suerte tiene
su origen histórico en Francia.
Molière (Jean-Baptiste Poquelin), dramaturgo, actor y director francés se
hallaba interpretando en su última obra, “El enfermo imaginario”, el papel
principal de enfermo, el 17 de febrero de 1673, estando real y gravemente
enfermo de tuberculosis. Durante la función sufrió un fuerte ataque de tos que
le produjo la rotura de una vena, cuya sangre le manchó el vestido amarillo que
vestía en aquellos momentos. Lograron llevarle hasta su casa donde murió poco
después.
Desde entonces el color amarillo es tabú en los escenarios.
No vamos a analizar la vida ni la obra de Molière, sino que vamos a
observar cómo un hecho, cuyo desenlace no era en absoluto difícil de predecir,
casi trescientos cincuenta años más tarde, mantiene a raya la utilización del color
amarillo sobre las tablas.
Y ahora, si tienes oportunidad, cierra los ojos unos treinta segundos y
reflexiona: ¿qué opinas, que te sugiere, que recuerdos te trae a ti el color
amarillo?
Gracias. Salud y Paz