Es
importante, aunque a veces no sea fácil, usar las palabras adecuadas cuando
queremos expresarnos.
Hoy
hablaremos sobre que al estar relacionados con un hecho podemos decir que
estamos implicados o bien que estamos comprometidos, pero...
¡Cuidado! Porque no es lo mismo. Veamos un par de ejemplos.
Primero:
Cuando nos situamos delante de un delicioso plato de huevos fritos con bacon,
observamos que la gallina, se implicó, puso los huevos y se fue.
En cambio el
cerdo, no sólo se implicó, sino que se comprometió en la elaboración del
sabroso plato, hasta el extremo de dar su vida por él.
Segundo:
También podemos ver esa diferencia en el acto de la procreación. ¿Qué hace el
hombre para engendrar un hijo? Exacto, se implica.
En
cambio, la mujer no sólo se implica sino que se compromete. Compromiso que se
extenderá hasta el momento del parto.
A veces
la vida, para ser vivida intensamente, implica compromiso, otras veces en
cambio, la misma vida, nos recomienda no traspasar los límites de la implicación.
Y
ahora, si tienes oportunidad, cierra los ojos unos treinta segundos al menos y
reflexiona: ¿crees que hay algún aspecto de tu vida en donde estás implicado y
en cambio deberías estar comprometido?
Presta
atención, pues esta consideración es interesente también plantearla a la
inversa: ¿reconoces algún aspecto de tu vida donde estás comprometido y tan sólo
deberías estar implicado?
Gracias.
Salud y Paz
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