¿Quién no ha soñado alguna vez con ser invisible?
Cuántas fantasías habrá sido capaz de producir esa posibilidad y que
algunos emprendedores, nos hubiéramos conformado incluso, con llegar a ser sólo
parcialmente invisibles.
Claro. ¡Ahí está! ¡Acabo de hacer un gran descubrimiento: Todos nosotros
tenemos una gran parte de nuestro ser completamente invisible!
¿Quién soy yo? Una serie de órganos vitales y no vitales visibles, que
forman un conjunto con vida propia, al que conocemos vulgarmente como cuerpo
humano. ¿Sólo eso? Pues no. Yo soy algo más. Yo soy poseedor de una cantidad
casi infinita de elementos invisibles y que no voy a llamar alma, pues para mí el
alma es un ente, al que considero demasiado importante para tratarlo desde mis
humildes conocimientos.
Igual que en el cuerpo las propiedades de nuestros los órganos nos dan unas
características: ojos bonitos, gran nariz, potente voz, estatura mediana, etc.
nuestros elementos invisibles también sirven para definirnos, y al igual que en
los visibles, su predominio o su ausencia y su bondad o su perfidia permiten
que, aunque a veces injustamente, seamos catalogados por ellos.
Cuidamos nuestro cuerpo (nuestra parte visible); lo aseamos, hacemos
ejercicio, tenemos en cuenta la estética, intentamos disimular el paso de los
años, lo vestimos (con más o menos gusto), pero, ¿y la parte de nuestro cuerpo
invisible? ¿Cuántas flexiones diarias hacemos con nuestro amor, nuestra fuerza
de voluntad, nuestra inteligencia, etc.? ¿Hacemos nadar mucho a nuestra
humildad, caridad, templanza, etc.? ¿Intentamos disimular nuestra soberbia,
envidia, mal humor, etc.? ¿Vestimos (para tapar las vergüenzas) nuestra
lascivia, pereza, miedo, etc.?
Queda demostrado así, que nuestro
cuerpo visible es un ser infinitamente pequeño ante la grandiosidad de nuestro
cuerpo invisible, que nunca logrará materializarse, pues no habría espacio
suficiente entonces, en este mundo, para albergar a toda la humanidad.
Y ahora, si tienes oportunidad, cierra los ojos unos treinta segundos y
piensa brevemente en alguno de tus elementos invisibles. No importa si los que te
vienen a la mente son positivos o negativos; lo que sí es fundamental es que,
ahora mismo, si son de los primeros, te hagas el propósito de potenciarlos y si
son de los segundos procures maquillarlos para que no se te noten.
Gracias. Salud y Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.