domingo, 8 de septiembre de 2013

POSITIVO 2.30 – GUSTAR A TODO EL MUNDO



Estamos plagados de dicotomías. Parece que todo tenga que tener su contrario, su opuesto; que la vida sea un conjunto de equilibrios, o mejor dicho de desequilibrios.

Acostumbramos a movernos entre: arriba-abajo, cerca-lejos, izquierda-derecha, positivo-negativo, etc., etc…

Hay quien intenta superar esta situación aplicando los superlativos diciendo: Yo no estoy entre bueno y malo, porque sencillamente “soy el mejor”. Allá él.

Quizá no tenga ADN de líder (cómo han cambiado los tiempos, antes siempre había dicho: madera) y por ello siempre me ha gustado el equilibrio y formar parte de la normalidad, pero ¿qué es la normalidad?

Por ejemplo hubo una época nos preocupábamos más por la moda, y lo era llevar la corbata ancha o los pantalones acampanados, yo los llevaba, y era feliz porque me consideraba “normal”. Hasta que venía alguien que decía que lo “normal” era llevar los pantalones de tubo y la corbata lo más estrecha posible.

De la noche a la mañana, una persona “normal” como yo se había convertido en un bicho raro, en el hazmerreír de los que ya habían cambiado su vestimenta y eran “los normales”.

Entiendo que no pueda haber día si no hay noche, entiendo que en algunos avatares de la vida tenga que existir competencia, como en el caso del deporte donde se precisa un rival con quien competir, pero considero que hay temas en que las personas todas deberíamos estar del mismo lado, pues aun aceptando la dualidad del concepto, la posición personal debería ser unívocamente la misma, por ejemplo en el caso de la honradez; debe existir lógicamente su antónimo: corrupción, pero las personas “todas” deberíamos estar del lado de la primera.

Los que me conocen saben que estoy trabajando en la preparación de un proyecto sobre la energía positiva dedicado a “toda” la humanidad, porque ¿puede haber alguien que no esté dispuesto a ceder parte de la suya en beneficio de los demás o del mismo modo quien no la pueda precisar alguna vez?

Tengo asumido que  no puedes hacer nada que guste a todo el mundo, que siempre habrán detractores, pero…¿y si no fuera cierto?

Y ahora, si tienes treinta segundos analiza algunos de tus sentimientos que se haya desplazado un poco hacia allí donde no deberían estar y haz que recuperen su “normalidad”, considerando como tal aquella que te hace sentir bien y evidentemente sin causar ningún perjuicio a los demás.

Gracias. Salud y Paz

Jordi Estapé

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